Hace unos años, el profesor de la asignatura de Ética nos llevó para leer un artículo donde se contaba el origen del carnaval y lo que todos esperábamos es que fuese una fiesta pagana, en la que el principal objetivo sería disfrutar y festejar con los demás con unos atuendos distintos y llamativos. Sin embargo, el artículo exponía que la noche de carnaval era una noche en la que las personas eran libres de hacer lo que quisieran, ya fuese ético o no. El uso de máscaras les permitía tapar su identidad verdadera y de esa manera podía cometer actos como robar o matar. ¿Qué seria de nosotros si esta costumbre aún se llevase a cabo?
Evidentemente, durante un buen puñado de siglos los festejos más relacionados con el desmadre dejaron de realizarse públicamente, ante el temor de sufrir represalias por parte de los jerarcas eclesiásticos, pasando a ser una celebración de carácter familiar y religiosa que se hacía en el campo y donde se compartían distintas viandas. Aquellos que se atrevían a continuar haciéndolo como jolgorio preferían asegurarse que sus identidades quedaban en el anonimato, hecho que propició que los disfraces y máscaras cogieran un significativo protagonismo.
Como ya he dicho, el carnaval es una fiesta pagana, de las que más disfruta el mundo entero bailando y disfrazándose. El acto de disfrazarse, pintarse la cara y festejarlo es algo que se remonta a la antigüedad y existen algunas evidencias de que el pueblo sumerio ya realizaba este tipo de festejos hace 5.000 años. Tal y como lo conocemos hoy en día, el carnaval es una continuidad de los antiguos Saturnales, las festividades romanas que se celebraban en honor al Dios Saturno. A raíz de la expansión del cristianismo fue cuando más auge tomó y la fiesta adquirió el nombre de carnaval, teniendo como motivo principal el hecho de despedirse de comer carne y de llevar una vida licenciosa durante el tiempo de cuaresma. Eran tres días de celebración a lo grande, en lo que casi todo estaba permitido; de ahí uno de los motivos de ir disfrazado, taparse el rostro y salvaguardar el anonimato. Esta despedida a la carne se realizaba los días previos al miércoles de ceniza, fecha en la que se daba comienzo a la cuaresma; un periodo de cuarenta días (hasta el domingo de resurrección) que se destinaba a la abstinencia, recogimiento y el ayuno, acompañado de oraciones, penitencia y espiritualidad religiosa.
Esta celebración que lleva tantísimos siglos realizándose no siempre estuvo vinculada al hecho de ponerse un disfraz sino que es el resultado de una mezcolanza de fiestas y tradiciones, provenientes de distintas culturas, que en un punto de la Historia fueron unificándose para acabar siendo el festejo que hoy en día conocemos. Por un lado, existen evidencias de que los sumerios ya se divertían pintándose o poniéndose máscaras alrededor de una hoguera para ahuyentar a los malos espíritus y tener buenas cosechas y pedir a los dioses que sus tierras fuesen fértiles.
Fuente de la imagen: Pixabay
Hola, pasaba por aquí y decidí leer tu entrada, ya que los carnavales, es una fecha del año significativa para mi.
ResponderEliminarMe ha gustado tu entrada, no solo por el tema elegido, si no por que hablas sobre el origen del carnaval, algo que seguramente mucha gente desconoce, y yo también desconocia hasta hoy.
Quizas solo me ha faltado que hables un poco de como es ahora esta fiesta y que es lo que en ella se realiza hoy en dia.
Pero por lo demás me ha resultado bastante buena y entretenida, así que sigue así. Un saludo.
Muchas gracias por pasarte por aquí! Al escribir esta entrada estuve pensando si escribir sobre como es el carnaval actual o dejarlo solo en el origen. Al final decidí centrarme solo en el origen porque seguramente es algo que la gente desconozca, sin embargo, el carnaval actual, en mayor o menor medida lo conocemos todos. También pensé que algún carnavalero de los que tenemos en clase contarán que es el carnaval y seguramente sepan más que yo. Muchas gracias por tu aportación!
ResponderEliminarUn saludo.